Señoras y señores, ladies and gentlemen... ¡Bienvenidos a la pelea del siglo!
Los contendientes. |
La verdad, nunca he disfrutado del boxeo como deporte, me parece bastante incomprensible, y porque no admitirlo, estúpido. Listo, lo dije. Sin embargo, fue imposible abstraerse a toda la publicidad que se hizo sobre la llamada pelea del siglo, y la serie de publicaciones que se hicieron para llevar a cada quien a tomar partido por uno u otro contrincante, con el resultado que ya todos saben: el candidato de twitter, Pacquiao, perdió (como pasa siempre que en twitter eligen un ganador, la vida nos muestra que la realidad es por fuera de la red). Después vino la convulsión de saber que el perdedor había peleado con una lesión en el manguito rotador, lo que que hará que en 2016 tndremos otra pelea del siglo, lo que implica que entre 2015 y 2016 habrán pasado 100 años; eso explicaría porque me ha dado tan duro este año y me siento tan cansado.
Sin embargo, sí que estamos peleando la pelea del siglo. La OMS liberó el 29 de abril su reporte global sobre la vigilancia en resistencia a los antimicrobianos, con una nota de prensa que resumía la preocupación sobre el tema: sólo el 25% de los países que contestaron la encuesta están haciendo algo para preservar los antimicrobianos. De resto la nota de prensa nos recuerda que el desarrollo de resistencia a los antimicrobianos no es un fenómeno aislado, que cada día son más los casos en que nos enfrentamos a bacterias resistentes sin tener nuevas alternativas y obligados a sacar del baúl del recuerdo algunos antibióticos guardados allí a causa de su toxicidad; nos recuerda además que la resistencia no es sólo de las bacterias, sino que virus, parásitos (y micobacterias, casi nunca las vemos como bacterias) también están presentando este fenómeno. En esta encuesta participaron 133 países y se resaltan las siguientes conclusiones de la región de las Américas:
Países participantes: Antigua and Barbuda, Argentina, Barbados, Belize, Bolivia, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, Dominica, República Dominicana, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Guyana, Honduras, Jamaica, México, Nicaragua, Paraguay, Perú, Saint Kitts and Nevis, Suriname, y Uruguay
(26 de 35 estados miembros participaron)
(26 de 35 estados miembros participaron)
Dejo en inglés las alarmantes conclusiones:
- Only 3 countries in the region report having a national, multi-sector plan to address antimicrobial resistance.
- Few countries report having produced a report on surveillance of antimicrobial resistance in humans.
- Antibiotics and other antimicrobial medicines are available over the counter in 18 countries.
- Just 10 countries have standard treatment guidelines.
Es indiscutible que la falta de vigilancia es un problema grave, pero aún así es evidente que en todo el plantea la resistencia bacteriana es un problema muy serio. En Colombia a nivel institucional Bogotá tiene una estructura avanzada con el SIVIBAC, si bien, es complicado consultar la información reciente. Desconozco otras iniciativas regionales oficiales y las cifras que producen en caso de qué existan. A nivel nacional, el Instituto Nacional de Salud es la entidad qué comenzó a hacer un seguimiento de la resistencia pero a la fecha en la página de internet de la institución, qué además es enredada y dificulta el acceso a la información, no hay ningún dato que se pueda consultar y que permita conocer los datos obtenidos de la vigilancia. Esto nos deja con las redes "privadas" regionales que son las que ambientan la información.
Quizá, si bien no podría afirmar que se trate de una red en todo el sentido de la palabra, la más reconocida a nivel nacional e internacional es CIDEIM. Ha realizado una gran de publicaciones, algunas de ellas primicia mundil, y organiza un evento espectacular cada dos años que es el simposio internacional sobre resistencia antimicrobiana. Mi reparo a las publicaciones del CIDEIM es que dado que por su naturaleza sólo toma unas pocas ciudades del país, el diagnóstico que genera dependerá del desempeño de estas instituciones, sin que necesariamente sea representativo de todas las instituciones del país. Aún así, es una experiencia valiosa cuya importancia no puede desconocerse dado que aborda varias instituciones de diversas regiones del país. El diagnóstico desde CIDEIM no es para alegrarse, dado que tenemos una alta prevalencia de BLEE, somos endémicos para KPC-3. Todas sus publicaciones se encuentran en el siguiente enlace.
En segundo lugar, es indispensable referirse a GREBO, que en un sentido estricto es una red que agrupa a una gran cantidad de las instituciones de Bogotá de segundo y tercer nivel, y algunas de fuera de Bogotá que se han sumado a este empeño, y que pone a disposición de todos un diagnóstico mucho más preciso para Bogotá, permitiendo un análisis más juicioso de varios marcadores de resistencia con un potencial interesante de georreferenciación. Además, GREBO también ha hecho investigación de manera juiciosa y respaldada en varios proyectos por Colciencias y ha permitido evaluar fenómenos como la diseminación de cepas resistentes a carbapenémicos de P. aeruginosa y A. baumannii. En Bogotá, GREBO, en conjunto con la secretaría distrital ha movido a los comités de infecciones sobre el alarmante crecimiento de las instituciones afectadas por enterobacterias resistentes a carbapenémicos (incluyendo duodenoscopios, como en la alerta de la FDA, y que fue tema del #juevesdeACIN de abril de 2015). El último boletín está actualizado a 2013 y se publicó aquí, y el histórico de los boletines de resistencia bacteriana se encuentra aquí.
¿Y qué vamos a hacer? En una entrada reciente hablábamos de la estrategia 10 x 20 para generar nuevos antibióticos, de la necesidad de "reencauchar" viejas moléculas que ya no tenían respaldo de laboratorios para que tengan una segunda oportunidad sobre la tierra (así como nosotros, ver si con ellos logramos mantener esta oportunidad sobre la tierra), y de aprender a hacer combinaciones y cuando combinar (véase esta entrada)pero contar con nuevas armas no será suficiente. El cambio debe ser cultural y arranca desde lo más básico: lavarse las manos.
Contener la resistencia arranca por contener a las bacterias que infectan un paciente para que no sean dos pacientes los infectados. Esto se logra mediante la aplicación de principios fundamentales como una buena higiene de manos, la cual se conmemoró este pasado 5 de mayo, y fue el tema de nuestra primera entrada, así como fortalecer el seguimiento de las medidas estándar de protección, y el respeto a los aislamientos y uso adecuado de elementos de protección personal (insisto, el hombre del tapabocas usa mejor el tapabocas que la mayoría del personal sanitario). En muchas instituciones el cumplimiento de higiene de manos bordea un deprimente 50%, y el de los aislamientos 65%, con el triste surgimiento de la subcategoría del AISLAMIENTO DE CONTACTO ESTRICTO, ya que los otros, por lo visto, no lo son.
Y por último, usar bien los antibióticos de los que disponemos. No voy a hablar en detalle del uso prudente de antimicrobianos, pero ya hay pasos interesantes. En la industria agropecuaria se habla cada vez más de producir alimentos sin antibióticos y en Estados Unidos el tema ya es de vital importancia (ojalá un día, a causa de los TLC también lo sea aquí). Y además en humanos, aparte de las guías de la IDSA y el documento guía distrital (realizado por la ACIN), está la iniciativa ABACIN que está arrancando, y que entre más instituciones se unan, mejores son las posibilidades de crecimiento y de datos útiles para decisiones locales y regionales. Extiendo la invitación para ponerse en contacto y evaluar la partcipación en esta iniciativa.
Ya para terminar los dejo con 9 imágenes del instagram de la OMS sobre el informe de resistencia: resumen muy bien lo que yo les quiero proponer a todos, personal sanitario, pacientes y demás, para hacer algo que nos ayude a lidiar con este fenómeno.
Esta sí es la pelea del siglo, estamos lesionados, y sí, parece que la vamos perdiendo. ¿Podremos cambiar el desenlace?
Follow @jcgomezrincon
En segundo lugar, es indispensable referirse a GREBO, que en un sentido estricto es una red que agrupa a una gran cantidad de las instituciones de Bogotá de segundo y tercer nivel, y algunas de fuera de Bogotá que se han sumado a este empeño, y que pone a disposición de todos un diagnóstico mucho más preciso para Bogotá, permitiendo un análisis más juicioso de varios marcadores de resistencia con un potencial interesante de georreferenciación. Además, GREBO también ha hecho investigación de manera juiciosa y respaldada en varios proyectos por Colciencias y ha permitido evaluar fenómenos como la diseminación de cepas resistentes a carbapenémicos de P. aeruginosa y A. baumannii. En Bogotá, GREBO, en conjunto con la secretaría distrital ha movido a los comités de infecciones sobre el alarmante crecimiento de las instituciones afectadas por enterobacterias resistentes a carbapenémicos (incluyendo duodenoscopios, como en la alerta de la FDA, y que fue tema del #juevesdeACIN de abril de 2015). El último boletín está actualizado a 2013 y se publicó aquí, y el histórico de los boletines de resistencia bacteriana se encuentra aquí.
¿Y qué vamos a hacer? En una entrada reciente hablábamos de la estrategia 10 x 20 para generar nuevos antibióticos, de la necesidad de "reencauchar" viejas moléculas que ya no tenían respaldo de laboratorios para que tengan una segunda oportunidad sobre la tierra (así como nosotros, ver si con ellos logramos mantener esta oportunidad sobre la tierra), y de aprender a hacer combinaciones y cuando combinar (véase esta entrada)pero contar con nuevas armas no será suficiente. El cambio debe ser cultural y arranca desde lo más básico: lavarse las manos.
Contener la resistencia arranca por contener a las bacterias que infectan un paciente para que no sean dos pacientes los infectados. Esto se logra mediante la aplicación de principios fundamentales como una buena higiene de manos, la cual se conmemoró este pasado 5 de mayo, y fue el tema de nuestra primera entrada, así como fortalecer el seguimiento de las medidas estándar de protección, y el respeto a los aislamientos y uso adecuado de elementos de protección personal (insisto, el hombre del tapabocas usa mejor el tapabocas que la mayoría del personal sanitario). En muchas instituciones el cumplimiento de higiene de manos bordea un deprimente 50%, y el de los aislamientos 65%, con el triste surgimiento de la subcategoría del AISLAMIENTO DE CONTACTO ESTRICTO, ya que los otros, por lo visto, no lo son.
Y por último, usar bien los antibióticos de los que disponemos. No voy a hablar en detalle del uso prudente de antimicrobianos, pero ya hay pasos interesantes. En la industria agropecuaria se habla cada vez más de producir alimentos sin antibióticos y en Estados Unidos el tema ya es de vital importancia (ojalá un día, a causa de los TLC también lo sea aquí). Y además en humanos, aparte de las guías de la IDSA y el documento guía distrital (realizado por la ACIN), está la iniciativa ABACIN que está arrancando, y que entre más instituciones se unan, mejores son las posibilidades de crecimiento y de datos útiles para decisiones locales y regionales. Extiendo la invitación para ponerse en contacto y evaluar la partcipación en esta iniciativa.
Ya para terminar los dejo con 9 imágenes del instagram de la OMS sobre el informe de resistencia: resumen muy bien lo que yo les quiero proponer a todos, personal sanitario, pacientes y demás, para hacer algo que nos ayude a lidiar con este fenómeno.
Esta sí es la pelea del siglo, estamos lesionados, y sí, parece que la vamos perdiendo. ¿Podremos cambiar el desenlace?
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