martes, 24 de marzo de 2015

Aunque la mona se vista de seda...

Los primeros meses del año traen por televisión una avalancha de premiaciones, tanto a nivel internacional, especialmente y casi que únicamente Estados Unidos, así como a nivel local, exponiéndonos a una cantidad alta, pero ya habitual, de alfombra roja y por qué no, esteras de fique. Todos sacan a relucir su lado fashion y la importancia de la actuación (los Nobel se entregan a finales del año pasado, así como los IgNobel pero nadie reporta que llevaba el connotado PhD, ni que sastre vistió a la rutilante ganadora) pasa a un segundo plano, en ese torbellino de telas, accesorios, diseñadores, y un largo etcétera.

No está mal, y no es la idea plantear una superioridad moral de los que carecemos de esa delicadeza de mirada sobre quienes la poseen. Tampoco es para condenar las trivialidades de la vida, que en muchas ocasiones sí que nos hacen falta. Es reflexionar por un asunto de vital importancia, así nos parezca nimio, como es el hecho de estar vestidos.

No voy a traer a colación el génesis y decir que en el paraíso íbamos desnudos (pero es exactamente lo que acabo de hacer), pero sí a recordar que la ropa permite marcar diferencias: de sexo, de grupo social, de estrato socioeconómico, y tiempo atrás de profesión. El médico a lo largo de las diversas épocas se ha diferenciado en un grupo aparte y la vestimenta lo ha hecho evidente. En la época de la medicina pretécnica, en la mayoría de las culturas el papel de médico era ejercido por sacerdotes, chamanes o arúspices, que vestían diferente para realzar esa conexión con lo sagrado. En la antigua Grecia cuando con Hipócrates se inicia esa transición a una medicina técnica y naturalista (en contraposición a lo supernatural) cada gremio tiene sus elementos distintivos, y el gremio médico, como todo gremio artesano, también desarrolla su emblema: el caduceo del bastón y la serpiente.


martes, 17 de marzo de 2015

¡Viva el Cine!

No solo leyendo se puede expandir el conocimiento en el mundo de las enfermedades infecciosas.
El cine, con toda su magia visual y auditiva, impacta nuestro interior a través de una historia bien narrada.  Un buen guión es vital para tenernos pegados a nuestros asientos en la sala de cine o en nuestras casas. Sin necesidad de mayores efectos especiales, hay películas que no solo entretienen sino tambien enseñan y expanden nuestras fronteras.

Así, coincidiendo con el festival de Cine de Cartagena 2015, me he atrevido a sugerir, una lista de películas que basan su trama sobre enfermedades infecciosas. Escribo aquí, desde la esquina del inexperto en el tema. Sorpresivamente, esta entrada de @blog_infecto ha sido la mas dificil de escribir.

De entrada les manifiesto, que dejo de lado toda película de zombie, cataclismo o Apocalipsis que tiene por argumento, la diseminación de un agente infeccioso no identificado. Para una lista exhaustiva de muy buenas películas que se basan en enfermedades infecciosas sugiero ver este gran artículo, de hace mas de 10 años.

martes, 10 de marzo de 2015

Positivo a positivo: positivo; matemáticas de un trasplante.

Miedo. Uno de los elementos emocionales más poderosos de la psique humana, y de los que más nos lleva a tomar decisiones. Todos lo hemos experimentado, nos hemos paralizado o nos hemos movido por él. Y como ya aprendimos de Yoda, el miedo lleva a la ira, la ira lleva al odio, y el odio lleva al lado oscuro.

La descripción del SIDA en 1982 llenó el mundo con una oleada de miedo y los temores de todos se enfocaron sobre aquellos con mayor riesgo, que resultaron ser también los más vulnerables: los hombres que tienen sexo con hombres, los haitianos, los drogadictos por vía intravenosa, los hemofílicos, y al día de hoy las mujeres. Se enfrentaban a una enfermedad desconocida, invariablemente mortal, con unas implicaciones similares a la lepra en la biblia, o a la peste negra en le edad media: enfermedades que son maldiciones del pecado.

Pero se fue haciendo la luz y el conocimiento permitió ir poniendo hitos para sobreponernos a esta nueva enfermedad: conocer el virus, identificar medicamentos que no tenían uso pero que podían funcionar en este caso, ir comprendiendo mediante el "ensayo y error" la dinámica terapéutica hasta lograr lo que no parecía posible: que la enfermedad no fuera una condena a muerte, y que con ciertos sacrificios, la vida se pudiera vivir muy cercano a lo normal; resumiendo que la infección por VIH no fuera una "enfermedad aguda" sino que enfrente las vicisitudes de las enfermedades crónicas (buena revisión de Lancet hace un año largo), y con preocupaciones similares con respecto a la calidad de vida (por cierto, me encanta la primera frase de esa columna: "It is truly remarkable that patients whose HIV is controlled on antiviral therapy will have a life-expectation similar to that of the general population").


martes, 3 de marzo de 2015

Criptococcosis meníngea: Anfotericina B, Fluconazol y no olvide: Sertralina.

La Criptococcosis meníngea (CM) , especialmente en la población VIH, aún conduce a alta morbilidad y mortalidad. A pesar de un enorme progreso en métodos diagnósticos mas rápidos (Antígeno para Criptococo en Sangre y liquido-cefalorraquídeo: LCR) y disponibilidad de antifúngicos efectivos, la mortalidad a 3 meses en meningitis aguda por Criptococcus en el huésped VIH, se acerca a 20%, y sin tratamiento, la CM es virtualmente fatal (100%). Aunque el acceso temprano a terapia antiretroviral altamente efectiva (HAART por sus siglas en ingles) ha disminuido la incidencia de CM, esta complicación infecciosa persiste con una alta tasa de mortalidad y complicaciones en áreas geográficas con limitado acceso al cuidado del huésped VIH[1].

El tratamiento de la meningitis por Criptococcus descansa sobre 4-pilares fundamentales: 1) Rápida instauración de terapia antifúngica. 2) Manejo oportuno de la hipertensión endocraneana (la causa mas frecuente de muerte en esta población) 3) Manejo de otras complicaciones neurológicas (e.g. hidrocefalia) y 4) comienzo oportuno de terapia HAART  asociado a monitoreo cercano de signos de Síndrome Inflamatorio de Reconstitución Inmunológica (SIRI).

Las combinaciones de antifúngicos empleados para el manejo de CM distan mucho de ser perfectas.  Anfotericina B (en su forma Deoxicolato o liposomal) en combinación con 5-Fluocitosina es el régimen mas usado en países desarrollados (países con baja incidencia y experiencia limitada en el manejo de CM) en contraste, la combinación Anfotericina B y dosis altas de Fluconazol IV es la combinación mas extensamente usada en África sub-sahariana y en áreas de alta prevalencia de VIH.
Aun con monitoreo clínico y paraclínico estricto, el uso de anfotericina B esta asociado a falla renal aguda, desordenes electrolíticos y reacciones asociadas con su infusión intravenosa. Además, la pobre penetración de Anfotericina B a SNC ha cuestionado su efectividad clínica en la fase de inducción de tratamiento; Fluconazol que goza de gran penetración a SNC, es un agente fungistático, limitando así su uso como monoterapia.