viernes, 20 de noviembre de 2015

¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?

“Y aún sueño que pisa la hierba
caminando espectral entre el rocío
atravesado por mi canto alegre.”
Yeats

Quizá uno de los libros más interesantes que he leído en la vida es de la Tierra a la luna, de Julio Verne, no sólo por la maravillosa narrativa que emplea, sino por como la historia (y en este caso, es decir, la ciencia) siguió muchos de los pasos del razonamiento de Verne, y de esta forma Cabo Cañaveral está emplazado donde Verne lo previó. Junto con Asimov son hombres (que pena que no incluya mujeres, tengo mucha lecturas pendientes en todas las áreas de la literatura) que no sé si vieron el futuro o crearon con su imaginación el futuro que hoy vivimos, nada más uno lee todo lo que se imaginó con Multivac (mejor conocida como Google) o toda la trilogía de la Fundación.

La robótica (término inventado por Asimov) ha sido una fuente interesante de delirios literarios, uno de los cuales fue llevado al cine como Blade Runner (lo siento, también mi deuda con el cine es gigante) y parte de una novela cuyo título evoca muchos de los interrogantes que genera la inteligencia artificial, y que se aprecia también en la película “Yo Robot” (esa sí me la vi) basada en el libro homónimo de Asimov, si la inteligencia funcional puede marchar hacia otras partes y abrir horizontes inesperados.

El cine ha explorado límites terroríficos en el área de la ciencia ficción, a veces tomando como inspiración las enfermedades infecciosas humanas. ¿A nadie más le parece que Alien no es una versión libre de lo que es una parasitosis, una helmintiasis? Esa cabeza con una doble corona de dientes, ¿no les recuerda ni un poquito la cabeza con ventosas, rostelo y ganchos de las tenias? Dejan huevos, eclosionan larvas que se alimentan de su hospedero, bueno, al menos las tenias no rompen el pecho de su víctima para salir, eso es cierto. Pero por aterrador que sea , no deja de ser una ficción basada en una realidad más o menos conocida.