martes, 10 de febrero de 2015

¡Salud! Gesundheit!

Pongámonos en contexto: corre el año 2009, el mundo está aterrorizado pues una nueva pandemia de virus influenza A inicia su circulación y no hay paises a salvo. Las primeras cifas, antes de la confirmación de que se trata de una nueva "cepa", sugieren que puede ser tan letal como el temido Influenza AH5N1, para el cual se habían comenzado a tomar medidas con anticipación para evitar su propagación y diseminación siguiendo recomendaciones de la OMS. Y ya muy próximos al primer caso en Colombia, el 27 de abril de 2009, un hombre tomado a quemarropa por un reportero nos muestra la fomra correcta de usar el tapabocas:

 
El enlace al video original de CityTv aquí

El objetivo no es volver a hacer mofa de esta persona, que de hecho fue entrevistado después en Soho (sí, Soho, tambien tiene texto) contando exactamente lo que pasó ese día. Eso ocurrió solo 2 días después de que el Ministerio de la Protección Social informara que habían 12 casos probables, y el 3 de mayo se confirmara el primer caso por influenza AH1N1 en Colombia. En esos días el ambiente era de histeria colectiva.


Recordar es vivir, pero es bueno saber a que viene este cuento. En la primera entrada hablábamos de como la higiene de manos y nuevas estrategias de saludo pueden ayudar a controlar la presencia de brotes epidémicos, como los que ocurren con enterobacterias con resistencia a carbapenémicos (discutimos algo sobre el tratamiento en la segunda entrada), pero en la comunidad sanitaria parece existir un desdén peligroso hacia el cumplimiento de las medidas de aislamiento en general, de manera tal que la única manera de poder asegurar el cumplimiento de un aislamiento de contacto parece ser decir que el paciente es sospechoso de tener ébola... y me temo que ni así.

Si no lo han visto, vuelvan a ver el vídeo. Recuerden que un tapabocas o mascarilla para ser efectivo como medida preventiva debe cubrir la boca (como lo dice su nombre) pero también la nariz, de la mejor manera posible y sin dejar escapes. Así que, ¿en cuál de las dos fotografías el tapabocas está bien colocado?
Ahora, miren a su alrededor si están en un hospital, y pregúntese ¿estamos usando bien el tapabocas? Van a ver personas con la nariz por fuera, otras con el tapabocas cubriendo su garganta, otras con el tapabocas sin ajustar dejando escapes, y en casos en los que uno desea mayor seguridad como es en el caso de los aislamientos por aerosoles, se ve que no hay un sello completo entre el respirador N95 y la cara, en la gran mayoría de los casos porque no se asegura con los dos elásticos, o, peor aún, se usa una mascarilla entre las dos superficies para "mayor seguridad". En realidad, es porque la mascarilla aprieta e incomoda para poder asegurar que el aire siempre pasa a través de la mascarilla antes de ser inhalado, reteniendo así las partículas potencialmente infecciosas, y disminuyendo el riesgo de infección.

La comparación es un tanto grotesca, pero piénsenlo de esta manera. Un tapabocas y un preservativo tienen muchas más cosas en común de lo que piensa. Deben usarse cuando son necesarios, en el momento preciso (de nada sirve antes, y después ya para qué), deben ponerse de bien de manera tal que queden bien asegurados de manera que no incomoden mientras se cumple la labor a ejecutar, y que tampoco se caigan o dejen filtraciones. Además, una vez terminada la actividad, se deben retirar y desechar de manera segura para evitar el riesgo de contaminación con secreciones. Hay sí, una diferencia fundamental: mientras que los preservativos son de un sólo uso, los tapabocas si no están contaminados por secreciones pueden guardarse en un bolsillo hasta volverlos a requerir, eso sí siendo desechados al verse deteriorados, contaminarse con secreciones, o cumplir 6 horas de uso continuo

Las lecciones del SARS en HongKong en 2003 son claras: el personal sanitario está en alto riesgo de verse afectado y de poner el mayor número de muertos en un evento de brote de virus respiratorios. Si se revisan los brotes previos de ébola tienen un comportamiento parecido: por falta de recursos y de capacitación, muchos médicos y demás personal sanitario murieron al no evitar de manera efectiva el contagio mediante un aislamiento de contacto. El asunto no es de contar con trajes de muy alta tecnología con fuentes de aire incorporadas, es de usar de manera adecuada los elementos de protección personal y no olvidar que el lavado de manos en cualquier tipo de aislamiento es fundamental (Aquí las recomendaciones del CDC sobre EPP en países con bajos recursos). Esto implica capacitación y un mínimo de recursos obligatorios en la atención de pacientes, pero sobre todo compromiso de todos los implicados en la atención de pacientes, para protegernos a nosotros y a otros pacientes de enfermedades infecciosas.

Aquí dejo el enlace a la guía de aislamientos del CDC, actualizada para ébola en Estados Unidos, pero si les parece un poco extensa pueden leer las recomendaciones claves que se encuentran en las guías de aislamiento de la Secretaría Distrital de Salud aquí.

Pongámonos en contexto: esto es el 2015, y con la pandemia resuelta, una epidemia de ébola aún en curso, brotes de nuevos virus respiratorios incluyendo un nuevo coronavirus, deberíamos haber aprendido las lecciones del pasado. Un paseo hoy por mis pisos me dice que aún estamos muy lejos de lo mínimo necesario, sobre todo en nuestro compromiso.



Los esperamos en

Actualización: La dra. Karen Ordóñez me hace caer en la cuenta de otros dos puntos importantes en el manejo de una mascarilla. Primero: que si una mascarilla común y corriente tiene un "derecho", es decir, sí debe usarse por un lado en particular. Aparte de la banda metálica flexible que permite ajustar la mascarilla a la nariz y que marca el extremo más "cefálico" de la mascarilla, un tapabocas no tiene un derecho de uso porque no se trata de una válvula unidireccional, pero esto cambia una vez uno lo ha usado por primera vez. Es decir, los tapabocas generalmente vienen en dos colores, con excepción de aquellos que por su consistencia no pareen resistir un segundo uso, pero es para que yo pueda recordar cuál fue el lado que deje contra mi cara y cual contra el exterior. En segundo lugar, un respirardor N95 debe guardarse, cuando no esté en uso, en una bolsa de cierre hermético como las bolsas ziplock (usamos esta marca como referencia de fácil reconocimiento, no como recomendación de la marca en particular), y en esta debe registrarse con un marcador indeleble la fecha de "estreno" del respirador.


2 comentarios:

  1. También es importante recordar por cual lado usar la mascarilla quirúrgica y cómo guardar el de alta eficiencia.

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    1. Gracias Karen. Teniendo en cuenta su comentario se ha actualizado la entrada incluyendo esos puntos.

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