El momento ideal para iniciar la
terapia antirretroviral en pacientes con infección por VIH ha sido tema de debate desde que esta se
encuentra disponible. En un principio se propuso terapia para todos, frente a
lo que se consideró que era mejor iniciar la misma en aquellos pacientes con
manifestaciones de enfermedades definitorias de sida según la clasificación de
los CDC, o con alto riesgo de desarrollarlas (recuento de linfocitos CD4 menores a 200 células/mm3);
posteriormente se observó un beneficio al iniciar la terapia en pacientes con
recuentos menores a 350 células/mm3 y por último (recomendación del 2013) en
aquellos pacientes con recuento inferior a 500 células/mm3.
Al revisar la inmunopatogénesis
de la infección por VIH, puede observarse que en la etapa inicial de la
infección se presenta una activación masiva del sistema inmune y una reducción significativa en el número
total de linfocitos CD4 del tejido linfoide asociado a intestino (donde se
encuentra la mayoría de estas células). Esto se presenta sin que se altere el
recuento de linfocitos CD4 en sangre, por lo que este no es un marcador real
del total de esta población celular. La
respuesta inflamatoria persistente que se presenta desde la infección se
relaciona con un rápido recambio celular, fibrosis de los nódulos linfoides y
desarrollo de patologías no asociadas a sida como por ejemplo la enfermedad
cardiovascular. Conocedores de la fisiopatología de la infección por VIH,
fueron desarrollados los estudios START (1) y TEMPRANO ANRS 12136 (2), los cuales buscaron
responder a la pregunta de si el inicio temprano de la terapia
antirretroviral, en pacientes con recuentos mayores a 500 células/mm3 y asintomáticos
presenta o no un beneficio en mortalidad
y en el desarrollo de enfermedades no asociadas a sida.