Estar en la casa, y sentir que vibra el celular en horas de la noche. Contestar la llamada y escuchar que se trata de una paciente que yo ya vi, con Hepatitis B, que se le hizo la cesárea, y que ya está sin lactancia, de acuerdo a la recomendación de infectología, qué qué más se va a hacer.
Casi me caigo. Pregunté por la paciente y recordé que se trató de una mujer primigestante con hallazgo de un HBsAg reactivo, sin que nunca antes en la vida se le hubiera tomado otra prueba, con VIH negativo, en quien recomendé vacunar al bebé tan pronto naciera, aplicar inmunoglobulina, y mantener a la madre en seguimiento para definir si ella tendrá o no hepatitis B crónica.
Y ahora la paciente estaba en el postoperatorio de cesárea con restricción de la lactancia por orden de ¡infectología! Me serené y pregunté despacio hasta entender cómo se llegó a semejante enredo. La conclusión: la paciente fue vista por infectología por su asegurador, y este fue quien emitió estas recomendaciones por escrito.